El volcán de Cumbre Vieja en La Palma ha entrado en erupción recientemente como ya ocurrió en los años 1949 y 1971, aunque la erupción más reciente en las Islas Canarias fue en El Hierro el 10 de octubre de 2011 con el volcán Tagoro y se prolongó durante tres meses. Sin embargo, estos no son hechos aislados, así en las Islas Canarias existen 33 volcanes: 11 en Tenerife, 10 en Gran Canaria, 10 en La Palma, 6 en Fuerteventura, 5 en Lanzarote, 1 en El Hierro y otro en La Gomera. Por ello, para el Instituto Geográfico Nacional (IGN), las Islas Canarias son una de las regiones volcánicas activas más interesantes del mundo.
Las Islas Canarias es la única región volcánica del país que ha sufrido erupciones volcánicas recientes que han sido documentadas desde el año 1430. Precisamente es desde esta fecha cuando hay registros de los siete episodios de actividad volcánica que se venían dando en el territorio del Parque Natural de Cumbre Vieja. De hecho, Turismo de Canarias promocionaba una ruta senderista por la zona conocida como “ruta de los volcanes” y que recorría todos los conos volcánicos que se crearon en los últimos 600 años, finalizando en el municipio de Los Canarios. Este es el enclave en el que explotaron varios volcanes años atrás, el de San Antonio en 1667 y el de Teneguía en 1971. Esta era la última de las erupciones de las que se tenía constancia en La Palma y se extendió solo durante 24 días, lamentablemente en esa ocasión murieron dos personas.
Los expertos coinciden en afirmar que el volcán de Cumbre Vieja tiene mucha menos intensidad que la del Teneguía porque contiene la mitad de magma que el que emergió del Teneguía en su momento.
En el Parque Nacional del Teide en Tenerife, la última erupción volcánica se produjo en 1798 cuando surgió el volcán Chahorra, conocido por los lugareños como Pico Viejo y que estuvo activo 100 días.
Y sin duda, no podemos dejar de mencionar una de las erupciones volcánicas más espectaculares del mundo por su formación, hablamos de Timanfaya en Lanzarote. Tuvieron lugar entre 1730 y 1736 y son responsables del peculiar y mágico aspecto de la isla que hipnotiza a miles de turistas todos los años.
Así, el artista César Manrique escribió: “El estar inmerso y en contacto directo con los magmas calcinados de Timanfaya produce una quietud de absoluta libertad y se siente una extraña sensación de claro presentimiento sobre el tiempo y el espacio”.
